Muchas veces tenemos miedo a subirnos a la montaña rusa de nuestras propias emociones. Tememos que, al subir demasiado, alguno de los vagones descarrile y la caída sea alta y dolorosa. ¿Qué más dará? Es cierto que, cuánto más alto sube la montaña rusa, más impresionante será la caída pero, por ello, no significa que una vez abajo lo vayamos a pasar mal. Al contrario, quizás queríamos subir de inmediato de nuevo a la montaña rusa para continuar disfrutando al máximo.
No tenemos que temer a vivir, a fluir, y muchísimo menos a sentir. Sentir es algo bello, algo precioso que nos lleva a estados absolutamente increíbles. Por supuesto, debemos ser cautos con nuestros sentimientos pero, podemos ser cautos, fluir y sentir a la vez.
¡Hazlo! No pienses y tan sólo hazlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario